A los cientos de laicos católicos que, en los más remotos
parajes de la geografía nacional, sirven como voluntarios de Cáritas Cuba.
Por Lenier González Mederos
En apenas diez días el país ha sufrido el embate de los destructores huracanes Gustav e Ike. Desde un inicio, las agencias de prensa acreditadas en la capital cifraban los daños en miles de millones de dólares. Las cifra preliminar, dada a conocer el 15 de septiembre por las autoridades del país, asciende a 5000 millones dólares, y recoge las afectaciones en áreas claves de la economía nacional, el fondo habitacional y la generación de energía eléctrica. Han quedado críticamente afectados el norte de las provincias de Holguín y Las Tunas, la provincia de Camagüey, la mitad oriental de Pinar del Río y el Municipio Especial de Isla de la Juventud. En el caso de estas dos últimas regiones la tragedia fue mayor, pues sufrieron el doble impacto de los meteoros. Otras provincias del país sufrieron serias inundaciones. Nadie duda de que se trata de la mayor devastación sufrida por el país desde el triunfo revolucionario de 1959.
Como ya es habitual en caso de desastres, la Iglesia Católica cubana ha activado sus redes de asistencia social a todo lo largo y ancho del país para apoyar a los afectados. Esta red nacional abarca los cientos de parroquias y casas de oración que posee la Iglesia y que sirven como estructura de base a Cáritas Cuba, institución católica con más de quince años de experiencia en estas lides.
Espacio Laical tuvo acceso al informe que Cáritas Cuba ha elevado a los organismos internacionales y a la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) donde se hace un balance detallado de las perdidas por provincias –teniendo como fuente a las estructuras de base-, así como las mayores necesidades por territorios, y donde se esbozan las principales líneas de trabajo para afrontar la situación. Cáritas reconoce que en sus 15 años de creada nunca había afrontado una situación de tal magnitud.
La Iglesia se moviliza a fondo
Antes del impacto de ambos meteoros, muchas personas fueron acogidas en iglesias y casas religiosas. Todas las Cáritas en las diferentes diócesis brindaron la ayuda que pudieron autogestionar, mediante compras en las redes minoristas. Tras el impacto de Ike la red minorista quedó desbordada para ofrecer ayuda de este tipo.
Desde el paso de Gustav por Pinar y la Isla la Iglesia comenzó el envío de ayuda a los territorios afectados, proveniente de la reserva que para casos de catástrofes mantiene el Arzobispado de La Habana. Dos camiones con alimentos fueron enviados a la diócesis Pinar del Río. La ayuda se ha distribuido mediante la red eclesial en los poblados de Candelaria, Consolación del Sur, San Cristóbal, Los Palacios, Viñales, y otros. En su fase inicial la ayuda entregada en esa provincia ha llegado a 2 500 familias, y ha consistido en alimentos y artículos de aseo y ropa. Tras el paso de Ike la diócesis tiene lista ayuda para otras 300 familias.
Cáritas de la Arquidiócesis de La Habana se comunicó por vía telefónica con uno de los sacerdotes de la Isla de la Juventud y este se refirió a la necesidad urgente de alimentos en conserva y líquidos, pues se dificultaba la cocción de los alimentos por falta de combustible. Se hacía referencia a la necesidad de colchones, toallas y ajuares de casa para las familias que han perdido sus hogares. El martes 16 comenzó a llegar, por vía marítima, la ayuda de la Iglesia a la Isla de la Juventud , consistente en este momento en alimentos.
El cardenal Jaime Ortega se ha dirigido a todos los fieles de La Habana para recopilar ayuda en alimentos, ropa y dinero. Esta ayuda está siendo almacenada en la Iglesia del Carmen para su clasificación y luego será enviada a las zonas más afectadas. A ello se suma el aporte y la gestión independiente de órdenes religiosas, movimientos laicales, parroquias y ciudadanos.
La parte más sustancial del aporte de la Iglesia Católica provendrá del Proyecto de Ayuda de Emergencia de Cáritas Internacional, que se desarrollará entre los meses de septiembre y noviembre de 2008, y que será canalizado mediante la Catholic Relief Service (CRS), de los Estados Unidos. La ayuda cubrirá a 100 mil personas y consiste en un módulo de alimentos para un mes, un módulo de aseo para dos meses y un módulo de útiles personales (consistente en un colchón, mosquiteros, sábanas, etc.). Además, se proveerá a 20 mil familias de útiles de cocina. Esta ayuda será sufragada por las recaudaciones de la red internacional de Cáritas.
Además de estos módulos, Cáritas de España, Alemania y Suiza, más la Catholic Relief Service (CRS), proveerán de otras ayudas de forma independiente.
Merece destacarse el amplio movimiento solidario en Cuba y el mundo de personas y organizaciones amigas de la Iglesia Católica , que han aportado ayuda monetaria y de otra índole. Por otra parte, Cáritas Cuba ha iniciado negociaciones con importadores de alimentos en la Zona Franca de La Habana para la compra, con fondos eclesiales de los alimentos para enviar a las provincias.
Cáritas en las provincias orientales ha realizado un levantamiento de los daños, y pronto comenzará a canalizar la ayuda hacia las principales zonas afectadas. A estas iniciativas internas se suman otras desde fuera de Cuba, como la de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Quiera Dios que esta ayuda pueda llegar hasta los afectados.
Diálogo Iglesia-Estado
Para dar curso a estas necesidades, el 8 de septiembre tuvo lugar una reunión entre funcionarios del Ministerio para la Inversión Extranjera y la Colaboración Económica (MINVEC), la Oficina de Asuntos Religiosos y Cáritas Cuba. Entre los principales acuerdos emanados de la cita se encuentra la posibilidad de recibir ayuda humanitaria tanto por vía marítima como aérea, la cual será transportada directamente a la localidad que se destine. Las partes acordarán de conjunto el área de destino de la ayuda, y Cáritas participará directamente -junto con las estructuras de gobierno locales- en su distribución a los afectados. Desde Estados Unidos están autorizados todos los envíos que se hagan desde Catholic Relief Service (CRS), así como los que hagan Cáritas de España y Alemania. Además, Cáritas tendrá la posibilidad de realizar compras en el extranjero mediante la Empresa Importadora del MINVEC. Merece ser destacado el clima de afabilidad y cooperación que primó en el encuentro, potenciado por una relación de trabajo de más de 15 años entre el MINVEC y Cáritas.
En el levantamiento de necesidades en las zonas afectadas realizado por Cáritas se identificaron algunas cuestiones claves: existe urgencia de proveer a las zonas afectadas de alimentos, artículos de aseo e higiene, techos de viviendas, y artículos del hogar (colchones, sábanas, toallas).
Cáritas: la Iglesia al servicio del prójimo
Cáritas Cuba es una realidad con fuerte identidad laical que ha marcado profundamente la vida de la Iglesia que peregrina en Cuba durante la década del noventa hasta nuestros días. Aceptado por muchos, Cáritas constituye uno de los rostros públicos más conocidos y reconocidos de la Iglesia Católica en Cuba. Como institución social ha logrado alimentar una muy peculiar identidad organizacional, donde se conjugan una espiritualidad basada en el Evangelio -que aspira al bien integral de todo ser humano- y, además, una alta profesionalidad y eficiencia en el manejo de los recursos; todo ello ligado a la utilización de una metodología de trabajo a nivel nacional que le permite “tomar el pulso” a la realidad social y de esta manera encauzar su labor.
Además, el trabajo de Cáritas -desarrollado en áreas tan diversas como la atención a la tercera edad, la infancia en desventaja social, las personas con Síndrome Down y sus familias, los niños con discapacidades físicas y mentales o los enfermos con VIH-Sida- constituye un espacio privilegiado para el diálogo entre la Iglesia y el Estado cubano, quedando demostrado que se pueden tender puentes de colaboración para conjuntamente asistir a sectores sociales vulnerables. Tanto Cáritas Cubana como las instituciones estatales pertinentes deberían aprovechar el momento actual para consolidar los puentes de diálogo en áreas que resultan claves para el país.
Cuando pasen los años e intentemos contar la vida de la Iglesia Católica cubana en la última década del siglo XX e inicios del XXI, un lugar privilegiado habrá que destinar a la labor de asistencia social desarrollada desde los predios eclesiales. Cáritas, con su trabajo sostenido durante más de quince años, constituye la más amplia y organizada área de articulación del laicado insular que ha visto la Iglesia Católica en Cuba después del ENEC . La inmensa red de espacios asistenciales y de promoción que dan vida a la institución –y que llegan hasta los más recónditos puntos de la geografía nacional- ha constituido una escuela de acción y formación para cientos de laicos que han podido vivir la dimensión social de su fe mediante la entrega a los hermanos.
** Este artículo ha sido tomado de la revista digital Espacio Laical.
3 comentarios:
Es loable la labor de Caritas. Lo sé ya que al llegar a Miami laboré como trabajador social para Caridades Católicas por 7 aÑos.
hola papas, cómo andas man? como están las viandas? un abrazo
oye, brother... postea algo, man
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